Uno de los muchos pasos, ir a la fundación Vicki Bernadet.

La fundación para mí ha sido un giro de 360°, todavía recuerdo el primer día que fui, mis piernas seguían el camino, pero mi cabeza decía bájate del tren. Solo tres personas sabían que ese día iba a dar el primer paso de los muchos que me quedaban por dar.  Me ofrecieron su compañía, pero decidí que tenía que enfrentarme a ello sola. Pero tengo que confesar que necesite aferrarme a algo para tener el valor de llegar hasta allí.  Cuando llegué a la puerta me quedé un rato pensando si entrar o dar la vuelta, pero al final decidí hacerlo.
La verdad que cuando empecé tenía tanto miedo a afrontar la situación, que la noche de antes de cada sesión no dormía de lo nerviosa que me ponía. Pero llegó el día en que se lo conté a mi padre y él me llevaba a la fundación cada vez que tenía terapia, ni os imagináis la tranquilidad que me daba eso…
Poco a poco fui aprendiendo a ponerle nombre a lo que sentía y sobre todo aprendí a que el silencio ante estas situaciones te acaba gritando fuerte con el tiempo.
Era difícil aceptar y ponerle nombre a la situación, pero poder decir han abusado de mí y por eso necesito ayuda me daba poder y fuerza para afrontarlo.
 Pensar que mi entorno no me había facilitado poder hablar de ello me daba rabia por el hecho de sentirme incomprendida, hasta que llego el día en que entendí porque fue así. (Aunque entender no implica compartir) Incluso encontré apoyo donde no sabía que lo tenía.  
Llegar a la fundación ha significado encontrar el apoyo y la comprensión que necesitaba para tomar las decisiones que yo he creído que tenía que tomar.
Ahora sé que mi voz se escucha y que pedir ayuda nos hace valientes y fuertes.


Gracias Enric, por el tiempo, la ayuda y la comprensión.
 Gracias a la fundación por su función y por darme las herramientas.
Gracias papa, por acompañarme, siempre. 

Paula.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Te proclamo el recuerdo más bonito de mi vida.

STOP ABUSOS SEXUALES.