2018, te espero con ganas de vivir y sonreír.
Quizá el 2017 empezó de
la peor manera, en el hospital con un dolor de barriga horrible, pero no
cambiaría los 364 días restantes. (Cambiaría aquel día por el dolor de tripa y por
no poder comer el arroz con bogavantes que hizo mi tía.)
El resto de días tengo
que confesar que han pasado cosas maravillosas. Irme de erasmus a Hamburgo dos
meses para hacer las prácticas de integración social, conocer allí a niñxs que
me han enseñado y aportado cosas increíbles, las historias que habían vivido en
la guerra, los abrazos que te daban al verte y la sonrisa que tenían de oreja a
oreja cada día, hicieron que les guardará un sitio en mi corazón. Conocer a mi
tutora de prácticas y admirar el trabajo que hacía con lxs niñxs. Pequeñxs
valientes, cuánto me hicisteis aprender. Los viajes a Berlín, Bremen y
Copenhague. Llegar y seguir cerrando una herida que hacía daño. Acabar
integración social y sentir que mi vida había hecho un giro de 360º, a mejor.
Empezar a trabajar y aun así pasar uno de mis mejores veranos con lxs de
siempre y con los que me había llevado de integración. Entrar en la universidad
y empezar una nueva etapa increíble. Conocer a la felicidad en persona, al
chico más gracioso del mundo, a la pequeñaja que tiene un corazón que no la
cabe en el pecho, a la chica que bailaba igual Txarango que reggaetón y a la chica
que cabían ocho personas más dentro de sus sudaderas. Los viajes de ida y
vuelta TGN-BCN para seguir viviendo momentos increíbles. Las fiestas de Santa
Tecla y sus borracheras. El vídeo en/con la fundación Vicky Bernadet.
Reencuentro de primas. Seguir compartiendo momentos con mi familia y muchas más
cosas maravillosas.
Por eso me quedo con
todas las batallas que he ganado este año y las que me quedan por ganar, con la
lucha y la perseverancia, con las ganas de sonreír, de vivir y de crecer. Me
quedo con todo lo aprendido, con las personas que me han estado, con las que
están y con las que están y seguirán estando, pero sobre todo me quedo con
todas aquellas personas que son, están y no quieren parecer.
Me despido del año más
optimista y a su vez más duro y feliz, con el despido a la hipocresía, a las
presiones, a las cuestiones, a la “norma” y al silencio. Me despido de todo
aquello que me aleja de lo que me acerca a mí.
Hasta Siempre 2017.
Comentarios
Publicar un comentario